El celaje freudiano
Brotan de sí
destellos fraternos
por tejados humeantes
antenas
ropas tendidas
y gavinas aleando.
Misteriosas
caen del cielo
entre la nada
de fachadas húmedas
y troneras brillantes.
Rezuman hasta el suelo
penando virtudes
con susurros
entre jardines de lamentos,
mientras
destellos de rabia
aúllan lejanos.
Forman charcos
remansos de espejos sin mancha
que tornan su rostro
blanco turbio
y grises lóbregos
que en picado rebotan,
metáforas empapadas
que ruegan salvar su alma
siempre anegada.
A veces
brotan milagros,
y por resquicios
se descuelgan
rayos de esperanza;
un vasto arcoíris
le muestra todos los colores
espejismos
que suben y caen,
toboganes impetuosos
de anhelos,
efímera ilusión
que va secando
de lágrimas
su rostro ya mortecino.
Entonces se calma
flota apacible
y mecida por sus sueños
se consume vaciada,
desvanece sus lamentos
y redimida,
se diluye en el aire.
Foto y poesía:
maximenendez